En ocasiones sentimos que no somos suficientemente buenos, o merecedores de amor. Esto ocurre porque es mucho más fácil conectar con la compasión hacia otros que dedicarnos esa mirada amable a nosotros mismos. Si esto te ocurre y sientes malestar o culpa, o si te cuesta tener una relación amable contigo, esta es la meditación guiada que necesitas para sentir más compasión y amor propio.
Darte la oportunidad de tener una visión diferente sobre ti
Si pudieras verte frente a frente y observar la gran maravilla que eres, reconocer el camino que has recorrido y honrar la persona en la que te has convertido.
Si pudieras verte con los ojos del amor, con la mirada de una madre que todo lo entiende, que todo perdona, que siempre está dispuesta a escuchar y dar una nueva oportunidad. Si simplemente te vieras con más compasión y comprensión… ¡Te querrías tanto!
Créeme, ¡te perdonarías tanto! Mejor aún, sentirías que por fin eres suficiente.
Te invito a ver al meditación que he grabado con mucho cariño para trabajar la compasión y el amor propio.
Cómo hacer la meditación guiada de compasión y amor propio
Lo primero que debes hacer es buscar un lugar en el que puedas encontrarte a solas y sin interrupciones.
Si vas a meditar cuando hay más personas en casa, intenta que sea en un horario en el que no haya demasiado ruido o también puedes avisar que estarás unos minutos a solas, para evitar que te molesten durante la meditación.
Siéntate en una postura cómoda, con la espalda erguida. Puede ser en el suelo, sentándote sobre un cojín con las piernas cruzadas o puedes hacerlo en una silla, manteniendo los pies apoyados en el suelo.
Finalmente coloca las manos sobre los muslos con las palmas hacia arriba o hacia abajo, como sea más cómodo para ti. Lo más importante es que tu columna esté recta y tus hombros permanezcan relajados.
Puedes ver las claves para comenzar a meditar.
Meditación guiada: Compasión y Amor propio
Ya está publicada y puedes disfrutarla mientras vas camino a tu propio encuentro.
Suavemente ve conectando con tu respiración. Observando cómo al inhalar por la nariz, ese aire va recorriendo sus fosas nasales y llenando los pulmones.
Como al exhalar, puedes ir liberando la tensión acumulada en los músculos… en la espalda, en el pecho, en la cara.
Inhala profundamente por la nariz llenándote por completo de un aire renovado.
Exhala por la nariz y permite que todo tu cuerpo vaya suavizándose, liberando la tensión, el estrés, la rigidez, los bloqueos.
Tómate unos minutos para seguir conectando con ese aire que entra y sale de tu cuerpo.
Para comprender que no hay nada más importante ahora mismo que tú aquí y ahora, respirando.
Si en algún momento aparecen pensamientos que distraen tu atención y te sacan de la respiración consciente, no te preocupes, vuelve amablemente a la respiración poniendo atención a cómo el aire entra y sale de tu cuerpo.
El trabajo de la meditación es volver una y otra y otra vez a enfocarte. En este caso el foco es tu respiración. Ánclate a ese inhalar y exhalar, cada vez que tu mente se pierda en algún pensamiento.
A continuación, te invito a hacer un pequeño viaje hacia adentro, para ello utilizaremos la visualización. Te pido que en este estado de calma y concentración, lleves el foco al entrecejo.
Sin abrir tus ojos puedes visualizar justo delante de tu entrecejo una pantalla, como si de un cine se tratara.
En esa pantalla puedes observar distintas imágenes de tu vida y hacer un recorrido por recuerdos, sensaciones y vivencias.
Deseo que puedas realizar esta meditación con plena presencia y recibas los beneficios de estar unos minutos a solas contigo. Ver meditación guiada.
Cuando sientas miedo o tengas dudas… vuelve a tu lugar seguro. Respira en silencio y quietud, y las respuestas aparecerán.
Gabriela L.
Te recomiendo también la hermosa meditación para conectar con tu luz interior.
¡Feliz camino!
Es una de las meditaciones más bonitas que he hecho nunca. He llorado. Gracias gracias gracias
Hola Ana, que hermoso leerte, muchas gracias por confiar y meditar conmigo. Deseo que sigas practicando el amor y la compasión contigo. Es algo que nos merecemos cada día. Un abrazo fuerte!